El alma y el corazón

Este texto, a diferencia de los anteriores, es una reflexión muy ligera sobre el cuidado, mental y físico alrededor de uno de los órganos más importantes, si no el mas importante de nuestro cuerpo, el corazón. 

Y es que nadie que conozca, estaría en desacuerdo conmigo al afirmar que el corazón, es el órgano vital de mayor importancia de cualquier ser vivo, al menos en el ámbito de la ciencia y la medicina.

Por consiguiente, necesita cuidados especiales, hablo de hábitos de vida saludables, no fumar, hacer deporte, comer más verduras y frutas, menos paquetes y grasas, en fin, nada que no sepamos gracias a todas las campañas que se hacen alrededor de los estados de vida saludable y a las que poca atención les ponemos. Lo anterior promete poder contar con un corazón fuerte, sólido, vigoroso, capaz de acompañarnos sin reparo alguno, desde el primer hasta el último día de nuestras vidas.

Lo que no siempre se reconoce o de lo que carecemos de conciencia, es que el corazón no solo necesita este tipo de  atenciones, el hecho de que históricamente los seres humanos expresen sus sentimientos y emociones dibujando ideogramas de corazones no es gratuito ❤️ La National Geographic dice en una de sus investigaciones, que dentro de todos los sentimientos y emociones que le han sido asignados a través de la historia se encuentran, el valor, la razón, la fuerza, el alma, el sufrimiento, la propia vida, y como no, el amor. Como la idea no es hacer una explicación del origen del ideograma que conocemos actualmente como corazón, dejo un línk muy interesante que explica estos inicios Aquí por si quieren ahondar en el tema.

Pero es que el corazón también funciona como escudo protector del alma, es el encargado de resistir los golpes que nos da la vida, las decepciones y desamores que nos encontramos en su tránsito, pero además, de guardarse todo, es como un gran acumulador, guarda la energía que recibimos de las demás personas, buena o mala, las tristezas que no mostramos, las lágrimas que no lloramos, los dolores que no gritamos.

Si nos mostramos invencibles, es porque nuestro corazón se sacrifica por nosotros, es porque él resiste lo que nosotros no, cuando sentimos que nada nos puede lastimar, es porque el corazón batalla por nosotros, cuando pasamos por encima de las  personas, el corazón recibe la rabia, la tristeza y el dolor de los demás, cuando nos lastiman, el corazón se guarda parte de ese dolor para que no nos dañe tanto. 

Por el Corazón pasa todo... ​Y toda esta carga, se va acumulando y acumulando y acumulando a través de los años, pero como todas las cosas, hasta el corazón tiene un límite.

Así que de vez en cuando, ojalá diariamente, debemos hacer procesos que le permitan al corazón “respirar”,  hay que limpiarlo, mimarlo y sanarlo como forma de gratitud por los actos de sacrificio que hace por nosotros , agradecerle por estar siempre ahí, por darnos la vida a pesar de todo, inclusive, a veces de nosotros mismos. Todo esto implica quitarle cargas, responsabilidades, dejar fluir, especialmente restarle importancia a los temas mas banales y a los que les dedicamos a veces mas tiempo y energía, dejar a un lado el ego, la soberbia, la arrogancia, dejar fluir esas sensaciones constantes de incomodidad y frustración al ver que tal vez las demás personas no pasan por las mismas angustias nuestras, pasa por transformar todos esos sentimiento en positivo.

Transformar el ego por la modestia,
La soberbia por la empatía,
La arrogancia por la humildad,
La envidia por la generosidad,
La maldad por la bondad,
y especialemente el odio por el amor.

Claramente esto parece un cliché, pero tiene un trasfondo, y no es posible sin un ejercicio sistemático de conciencia, de reconocimiento y aceptación de los momentos exactos en que sentimos esas sensaciones negativas , lo que lo hace más complejo, pero con constancia se logra.

Para esto quiero dejarles solo unos pequeños tips de cómo facilitar ese proceso de conciencia y de transformación natural de las emociones:
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1. No sobregeneralices: Cuando las cosas no anden bien, no concluyas que todo está mal porque seguramente muchas cosas en tu vida van bien.
2. No saques conclusiones apresuradas: Cuando un resultado es negativo, no descartes que traiga consecuencias positivas. Los obstáculos son el presagio de logros futuros.
3. Sé agradecido: El agradecimiento evita la negatividad y te mantiene consciente de las bendiciones que recibes por más pequeñas que sean.
4. Perdona: Perdonar es uno de los actos de sanción más potentes del ser humano, y pasa no solo por decirlo o confundirlo con actos de resignación, pasa por aceptar que cada personas es un universo diferentes, resultado de vivencias, sentimientos y situaciones propias que lo definen. Pasa por no dejar que el sentimiento de dolor se convierta en rencor, pasa por ser consciente que el dolor y el rencor son negativamente invasivos.
5. Medita: La meditación es la puerta de las sensaciones positivas y hay que aprender a tener control de ella.
6. Elige siempre, ser feliz: Aunque no lo creas, uno puede escoger qué sentir, y sobre todo que no sentir, y son esos sentimientos que generan felicidad en los que debes enfocar tu atención. Ríe, baila, canta, salta, viaja, respira aire puro, cocina lo que te gusta, juega, ama... crea tu propio ambiente positivo.

En resumen, en los procesos de decisión, incluye siempre un espacio para pensar en el corazón, en lo que sentiría, en cuánto mal o bien le haría y en cuánta carga y peso adicional le sumaría, en si ese sacrificio al final, la pena valdría. Recuerda que como todo, hasta el corazón tiene un límite.